Discurso Día de Extremadura 2017 :: Victoria Domínguez Paredes.
Portavoz de Ciudadanos Cs Asamblea de Extremadura
Si al final de esta jornada, el día de hoy se quedara solo en la mera conmemoración institucional, en la celebración oficial de la afirmación de nuestra identidad como región, podríamos decir que algo había fallado.
Porque el día de hoy debe ser también algo más. Debe ser un día para la reflexión sobre nuestro presente y sobre nuestro futuro como comunidad autónoma integrada en un Estado de Derecho sustentado en el imperio de la ley.
Gracias a la Constitución de 1978 hemos podido construir, desde las libertades, el estado democrático de derecho, en el que el respeto a la ley y a los derechos fundamentales nos ha conducido hacia una sociedad más justa, más solidaria entre las personas y los territorios, en la que disfrutamos de un sistema autonómico, que nos ha permitido hasta ahora afrontar los retos que como comunidad hemos superado desde 1983.
La Ley nos hace libres, nos hace seguros, fideliza nuestros actos, nos ampara y también nos obliga. Nos da derechos y deberes, actos y posesiones, nos ordena la vida social, las competencias, organiza los poderes del Estado, nos exige y nos da seguridad, formaliza el principio de equidad, los derechos fundamentales de todos los ciudadanos y salvaguarda la solidaridad entre personas y territorios.
Todo esto nos diferencia de la discrecionalidad. Porque sin el respeto de la ley, llega el caos. Desde 1978, hemos aprendido y constatado que Ley y Estado de Derecho son fundamentales e inherentes a una democracia. Y estoy segura de que así va a seguir siendo en el futuro.
Nuestro marco jurídico de identidad, autogobierno y convivencia, -el Estatuto de Autonomía de Extremadura de 1983- se cimentó sobre la Constitución de 1978. En su preámbulo este texto legal –a menudo olvidado- proclama que “es plenamente compatible con la unidad sin cuestionamientos de una España a la que queremos y a la que pertenecemos”.
También lo define como “el instrumento para seguir avanzando como pueblo con raíces, rasgos propios, historia y definida personalidad” y se refiere a Extremadura como “una realidad en el horizonte común de una España solidaria, encaminada a superar los atavismos de las fronteras y que busca, en el respeto a la singularidad, la igualdad en los valores superiores de convivencia, paz, justicia y libertad”.
Esos principios, esos valores siguen hoy plenamente vigentes y son imprescindibles, porque, sin respeto a la voluntad de la mayoría, expresada a través de los cauces legales, la democracia y el estado de derecho desaparecen.
Ayer vivimos vergonzosamente lo que hace un Parlamento cuando se incumplen las leyes democráticas y las sentencias de los tribunales. El procedimiento y la competencia de los órganos institucionales de nuestra democracia son la esencia de la Ley.
Buscar atajos para llevar la Ley donde unos pocos quieren supone cargarse la seguridad jurídica bajo cuya tranquilidad trabajan y viven los ciudadanos y los poderes públicos.
Nadie en una democracia puede cambiar las normas unilateralmente, ni puede interpretarlas por otros motivos o fines que no sean los estrictamente legales.
Por eso, hoy más que nunca, es necesaria la unidad y el consenso de los grupos políticos frente a los retos que depara el presente. Tanto para el Estado de Derecho como a nuestra comunidad.
Unidad, porque antes que extremeños somos españoles y queremos estar en igualdad de condiciones que el resto de España. Y porque la unión y la igualdad de los españoles no se negocia, ni es moneda de cambio.
Reivindicamos también hoy -en el Día de nuestra Comunidad- la unidad, el consenso y la igualdad también en materia de infraestructuras y comunicaciones. Porque es impresentable, SÍ, im-pre-sen-table, que sigamos padeciendo un ferrocarril del siglo XIX. Los extremeños, sinceramente, no merecemos esto. Y Extremadura merece mayor respeto. Y un ferrocarril digno.
No podemos, ni debemos olvidar que estos son tiempos de dialogo, de entendimiento y de responsabilidad porque hace dos años que los ciudadanos decidieron que ningún partido tuviera mayoría absoluta para gobernar.